Para abordar este concepto se asumirá que las dinámicas productivas del campo de la música se asimilan a procesos de agregación de valor. Desde esta perspectiva, el concepto de producción no se refiere solamente a la organización de actividades, procesos y recursos en pro de la obtención de un bien y/o servicio destinado al mercado (con un claro valor económico) sino que involucra también vínculos productivos que generan valores culturales, patrimoniales, estéticos, sociales, entre otros. Es decir, el proceso de agregación de valor es coherente con la naturaleza de los bienes y servicios relacionados con la dinámica del Campo de la Música, en un sentido amplio: una naturaleza de tipo cultural y simbólico.
Figura 2. Proceso de agregación de valor



Fuente: Elaboración propia, 2016.
Como se observa en la Figura 2, en el proceso de agregación de valor se pueden diferenciar dos rutas: la primera, relacionada con la música como industria, es decir, como proceso de agregación de valor económico; y la segunda, en la cual el valor económico no está relacionado de manera directa, y en la que la música se puede considerar como bien de uso común. Esta última se subdivide en dos vías: a) una en la cual la música es un insumo para la generación de otros procesos de agregación de valor, como concursos, encuentros, festivales, etc.; y b) una en la cual la música genera externalidades, impactos no tangibles y de difícil medición, pero fundamentales para el desarrollo de dinámicas de formación y disfrute, en las cuales la música se posiciona como un derecho. La generación de valor cultural y social es explícita en esta segunda ruta (aunque un festival, encuentro o concurso también genera valor económico).
Ahora bien, este esquema resulta útil para identificar, o mejor, proponer diferentes caminos a través de los cuales diversos agentes relacionados con el campo de la música pueden generar valor. Para ello, se recurrirá a la propuesta de Throsby sobre las características del valor cultural (Throsby, 2008, págs. 56-57) tomando de la misma algunas definiciones de valor y complementándola con los espacios a través de los cuales fluiría dicho valor.
Relacionado de manera directa con la industria musical. Observable en la Cadena de Valor o en el Ecosistema de la Música para proyectos independientes (o de la Industria Musical) elaborado por Diego Maldonado para el PNMC.
Producciones fono grabadas, espacios de presentación en vivo (teatros, bares, serenatas, festivales, circuitos, eventos), infraestructuras de producción, mercados (almacenes, voz a voz, espacios de comercio informal, entre otros), circuitos, ruedas de negocio, entornos digitales y modelos de negocio (360º). 1
Armonía, belleza, ajuste a un canon.
Academia, diálogos de sabedores, juicios expertos, colecciones (melómanos), espacios de producción restringida, espacios de circulación restringida y bares especializados.
Lo sublime, la utilidad ritual, el significado espiritual, la catarsis e incluso el paroxismo.
Rituales diversos (de paso, de adoración y toma de yagé, por ejemplo), fiestas populares, fiestas religiosas, entre otros.
Capacidad de generar vínculos, capacidad de representar un contexto, identidad de grupo (etario, poblacional, etc.) e identidad territorial o regional.
Festivales, conciertos de “géneros musicales” específicos.
Qué nos dice sobre sus condiciones de creación, producción; cómo conecta con el pasado, qué discursos refleja, qué aspiraciones sociales y políticas comunica.
Academia, procesos de investigación, revistas especializadas.
Qué significado se asocia a una obra musical, qué puede extraer un individuo o un colectivo de su apreciación o experiencia; qué capacidad de expresión y comunicación puede generarse.
Espacios de creación, espacios y momentos de disfrute, conexiones de sentido (fans y seguidores, prosumidores).
Originalidad, ajuste a un canon, a un modo de producción o interpretación, etc.
Concursos, encuentros y ciclos (de compositores, de autores, de intérpretes), fiestas populares, fiestas patronales.
Presupone tres elementos: el sonoro musical, las identidades y las comunidades. Son estas quienes definen qué es lo patrimonial de lo sonoro musical y qué es identidad. Las interacciones definen la cohesión social (Franco, 2016).
Se construyen desde las lógicas comunitarias. Ligados a momentos específicos: nacimientos, celebraciones, dimensiones de espiritualidad. Otros espacios de flujo como balsadas, levantamientos de tumbas, articuladas a dimensiones espirituales y productivas —relacionadas con ciclos productivos de la naturaleza— (Franco, 2016).
Cada uno de estos procesos de agregación de valor ofrece espacios para la diversificación de la actividad de los agentes del campo de la música.
Las externalidades se pueden comprender como los impactos no esperados (positivos y negativos) que los anteriores procesos de agregación de valor generan en el ámbito económico, en el ámbito social, en el ámbito cultural, en la innovación, etc.
Espacios de flujo: orientación de proyectos de vida, revitalización de territorios, estrategias de marca y posicionamiento de productos, convivencia, asociatividad y solidaridad, entre otros.