En el contexto de este documento se entiende como organizaciones los agentes relacionados con el campo de la música, agrupados o no bajo una figura jurídica, que desarrollan interacciones con otros agentes del campo y con diversos actores para lograr objetivos de desarrollo musical, en un marco de autonomía y con perspectiva de sustentabilidad político-organizativa y económica.
De acuerdo a la sistematización de experiencias organizativas relacionadas con el campo de la música, éstas fortalecen la Sociedad Civil, propiciando su expresión en espacios públicos y la promoción de la deliberación democrática. El rol que desempeñan se relaciona de manera directa con la sustentabilidad de diversos procesos de agregación de valor, en la medida que propenden por la integración entre eslabones de la cadena de valor y por la corresponsabilidad de diversos agentes relacionados con el campo musical.
Desde otra perspectiva, se presentan como una forma de aglutinar comportamientos emprendedores que no están vinculados necesariamente con actividades económicas o lucrativas, sino con la necesidad de introducir cambios positivos en los entornos circundantes de personas, comunidades y territorios.
Así, el trabajo de las organizaciones del campo musical gira alrededor de varios ejes que articulan beneficio económico con utilidad social, derivados de la actividad emprendedora colectiva:
Creación y sustentabilidad de los procesos de agregación de valor social.
Identificación de oportunidades que permitan mejorar dicho valor.
Adopción de estilos y estructuras organizacionales que propendan por la innovación, adaptación y aprendizaje.
Creación de nuevas oportunidades económicas.
El emprendimiento como resultado de iniciativas colectivas, decisiones tomadas con fundamento en prácticas democráticas y no en el peso específico del capital monetario.
Objetivos orientados a lograr el beneficio comunitario y la autonomía económica frente a poderes políticos, instituciones públicas y empresas privadas.
Es de destacar que desde este enfoque, las organizaciones promueven la producción continua de bienes y servicios y la viabilidad económica de iniciativas productivas (Díaz Bretones, 2010, pág. 388).
Las organizaciones relacionadas con el campo organizacional de la música propician espacios de acercamiento o proximidad social, en los cuales los agentes tienen la posibilidad de tejer lazos de confianza, apropian formas de comunicación, aprenden en qué personas o instituciones pueden confiar; de otro lado, hacen posible la discusión, construcción y cumplimiento de normas compartidas. Todos estos elementos, que se pueden condensar en: normas compartidas, saberes comunes y reglas de uso, constituyen el capital social (Ostrom, 2003, pág. 164).
Los valores que se agregan a las organizaciones del campo musical desde el capital social se describen en los siguientes enunciados:
El capital social hace posible la optimización de recursos, en la medida en que el trabajo asociado y las agremiaciones disminuyen costos relacionados con procesos de formación, transferencia de tecnología, adquisición de insumos, circulación de la información, conformación de circuitos y clústeres, participación en ferias y eventos, etc.
El capital social permite apalancar iniciativas de desarrollo local, sustentadas en la generación de bienes y servicios relacionados con la música, ya que es en los agentes organizados donde puede residir la sustentabilidad de las políticas y la continuidad de acciones estratégicas que requieran permanecer en el tiempo. Esto constituye una innovación de tipo organizacional como valor agregado.
El capital social permite que los agentes del campo musical desarrollen capacidades organizativas enfocadas a superar limitaciones relacionadas con la financiación de unidades productivas y de empresas culturales, y con el conocimiento del campo comercial y del funcionamiento del mercado.
La incidencia política se entiende como la capacidad que pueden desarrollar los agentes del campo de la música para incidir en dinámicas y procesos de agendamiento y definición de políticas del campo musical en ámbitos locales, regionales y nacionales. En este sentido, los agentes se convierten en sujetos de decisión política.
El valor pragmático de la incidencia política se relaciona con el hecho de que los agentes del campo musical incidan para que las directrices de política se definan desde una perspectiva que aborde el derecho que tienen los creadores a vivir de su obra, al tiempo que minimicen efectos negativos que las dinámicas del mercado (específicamente en un contexto de competencia imperfecta), puedan tener sobre los creadores y productores culturales y sobre la diversidad cultural y la creatividad.
Son interacciones que las formas organizacionales y las personas que las conforman desarrollan, tanto al interior como al exterior de sus contextos de acción, con el propósito de lograr los objetivos o resolver las problemáticas que constituyen el núcleo de acción de la organización. Para su descripción, se privilegian los siguientes aspectos:
Las alianzas, apoyos, estrategias de articulación y disposición al trabajo conjunto que estas formas organizativas desarrollan.
La existencia de factores (políticos, económicos, sociales, culturales, etc.) que pueden afectar, en forma de oportunidades y amenazas, desde el exterior, a la organización y las diversas estrategias o cursos de acción orientados a aprovechar oportunidades o a afrontar amenazas.
La existencia de factores (políticos, económicos, sociales, culturales, etc.), que pueden afectar, en forma de oportunidades y amenazas, desde el interior del contexto de acción, a la organización y las diversas estrategias o cursos de acción orientados a aprovechar oportunidades o a afrontar amenazas.