Desde las dinámicas propias de los territorios se identifican procesos de agregación de valor, no necesariamente relacionados con la industria musical, en la lógica de lo que se plantea en el presente documento.
Así, el PNMC ha incentivado modelos de gestión de diversos procesos musicales en territorios específicos, reconociendo sus formas de estructuración propias y motivando la participación sectorial y su articulación con las instituciones culturales de algunos departamentos.
Esta ha sido una oportunidad, no sólo para concertar líneas de desarrollo musical, sino para el hallazgo de experiencias productivas que los agentes del campo musical dinamizan de manera autónoma.
Se trata de procesos anclados en los territorios, los cuales responden a problemáticas que deben resolver agentes inmersos en procesos de formación, investigación, circulación, etc.
Resultan particularmente interesantes los procesos de agregación de valor relacionados con la gestión de las Escuelas Municipales de Música, desarrollo organizacional, circulación, promoción, proyectos relacionados con el patrimonio musical, proyectos productivos relacionados con la reparación y construcción de instrumentos, entre otros.
Estos procesos, que no se relacionan de manera directa con la industria de la música pero que impulsan flujos económicos y dinámicas productivas, generan diversos valores e impactos en los territorios donde se desarrollan. Así, desde una escuela de música se crean dinámicas organizativas de tipo comunitario, las cuales incrementan el capital social de un municipio o grupo de municipios determinado. También pueden impulsar modelos de economía solidaria que aprovechan flujos económicos de sus asociados (padres de familia, docentes, estudiantes, etc.), para generar beneficios comunes: préstamos, compra de instrumentos e insumos, adquisición de implementos, financiación de giras y circuitos, educación financiera, etc.
De otro lado, se encuentran emprendimientos (de carácter colectivo y solidario) que, desde procesos de formación musical, generan empleo, fomentan la actividad creativa, fortalecen la producción y la circulación artística, desarrollan trabajos creativos, productivos y de circulación, fundamentados en áreas como el patrimonio musical, la programación artística, entre otros, con impactos en la proyección artística y en la definición de proyectos de vida de sus estudiantes.
También, procesos organizativos (de asociatividad o de trabajo en red), que logran impactos en la valoración, reconocimiento y mejoramiento de la calidad de vida de creadores e intérpretes relacionados con las músicas patrimoniales, o en todo caso con las músicas no comerciales (por ejemplo, la Red de Cantadoras del Pacífico Sur); en el fortalecimiento y dinamización de eslabones de los procesos de agregación de valor de la música como formación, producción y circulación; en la apropiación y fortalecimiento del vínculo entre géneros musicales determinados (como el jazz o las músicas contemporáneas) y los públicos o audiencias; en la actualización y revitalización de prácticas musicales colectivas como los coros o las bandas municipales y regionales de música; en la producción, promoción y distribución de músicas que se desarrollan en contextos urbanos; en la apropiación ciudadana de proyectos musicales que transforman realidades sociales adversas de grupos poblacionales específicos, entre otros.
A continuación se enunciarán algunos referentes empíricos de estos procesos de agregación de valor del campo musical que no se relacionan, o en todo caso, no funcionan con las lógicas de la industria musical.